BLANCA OLAYA

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Este es un espacio exclusivo de temáticas de Educación Religiosa, teniendo en cuenta que se ha tenido que trabajar desde casa en tiempos del coronavirus. El contenido del blog está tomado de la colección Emaús, camino de esperanza, de Educación Relgiosa. La finalidad es facilitar el acceso de los estudiantes a estos conocimientos en estos tiempos cuando la pandemia nos ha tenido confinados.

domingo, 7 de junio de 2020

PROFECÍA Y JUSTICIA

DIOS NO ABANDONA A SU PUEBLO

El pueblo de Dios y sus reyes abandonaron a Dios continuamente. No hicieron caso de su palabra y su amistad y descuidaron los mandamientos. Pero, Dios no los abandonó y les envió a los profetas.

Los profetas empiezan a serlo cuando reciben la llamada de Dios, quien les pide que con sus palabras, sus gestos y su vida lo hagan presente en la vida del pueblo.  La tarea de los profetas es  recordar al pueblo y a sus reyes las exigencias de la alianza en cada momento de la historia.


LA VOZ DE DIOS

Dios elige a los profetas para que hable en su nombre. Ellos dedicarán su vida al cumplimiento de la misión encomendada por Dios. Para ello denunciarán los pecados del pueblo: la idolatría, la hipocresía y sobre todo, la injusticia con los pobres, las estructuras injustas de aquella sociedad y el abuso de los poderosos.

Los profetas no son adivinos del futuro; ellos deben cumplir dos funciones fundamentales:

Denunciar el abandono del camino que Dios quiere para la humanidad y, sobre todo, las injusticias que eso produce. Cuando el dinero y el poder se convierten en dioses, entonces el pobre es oprimido, el fuerte se apodera del débil, y el huérfano y la viuda viven en la marginación.

Proclama Dios nunca abandona al pobre y al desvalido, y anunciar la llegada del Mesías anunciado por Dios. El Mesías traerá la libertad y la salvación definitiva, tal como se la anunció a David.  Los profetas trasmiten un mensaje un mensaje de esperanza a los que sufren, y a los pobres y desvalidos. Así, los profetas refuerzan la esperanza en el Mesías.

Los profetas son los "centinelas de la alianza", porque ponen de relieve las injusticias y vuelven a  anunciar aquello que Dios prometió a Abraham, a Moisés y a David. En Jesús se cumplieron definitivamente todas esas promesas. Jesús fue el Mesías esperando que habían anunciado los profetas.


CONOCER A DIOS ES PRACTICAR LA JUSTICIA

Para los profetas, el culto a Dios y el cuidado de los excluidos son dos realidades son dos realidades inseparables. No hay alabanza a Dios sin compromiso por la justicia. El profeta Jeremías es muy claro en este aspecto: conocer a Dios es practicar la justicia.


LA MONARQUÍA: SAÚL, DAVID Y SALOMÓN

Hacia el año 1000 a.C., la Edad de Bronce fue sustituida por la Edad de Hierro. En este periodo las tribus de Judá e Israel se unificaron bajo una organización monárquica. El primer monarca fue Saúl, al que le siguió David; ambos se enfrentaron con los pueblos vecinos, especialmente con los filisteos. Esta lucha se ejemplifica en la Biblia con el episodio entre el joven David y un poderoso guerrero, el gigante Goliat. David conquistó Jerusalén y la convirtió en sede de su monarquía y del Arca de la Alianza.


La monarquía era una de las instituciones más importantes en los pueblos de la Antigüedad. El rey poseía todo el poder, hasta el punto que era considerado un dios, como sucedía en Egipto con los faraones. En Babilonia y Asiria se concedía a los reyes atributos divinos; en Grecia y Roma se divinizaba a los emperadores. Esto no sucedió en Israel: Dios era el único y verdadero rey, el que regía el destino del pueblo.

Al instaurarse la monarquía entre Dios y el pueblo se interpuso la figura del rey y, con él, se formó también de un ejército profesional. El pueblo sentía la tentación de confiar en su rey y en su ejército más que en Dios. Eso fue lo que le sucedió a Saúl. La función de los profetas como Samuel, era alertar al pueblo contra dicha tentación: el rey llegó a esa posición porque Dios lo eligió y su primer deber es ser fiel a la alianza.

Así pues, la Biblia quiere dejar claro que Dios dirige la vida y las instituciones del pueblo, incluida la monarquía. A su vez, la humillación de Saúl sirve de contraste para exaltar la figura de David, el mayor rey de Israel por su importancia política y religiosa.


DAVID Y SALOMÓN

El rey David gobernó permaneciendo fiel a la voluntad de Dios; y Dios por su parte lo acompañó en sus empresas.

Por indicación de Dios, David eligió Jerusalén como capital del reino y la convirtió en ciudad santa al trasladar allí el arca de la Alianza, símbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo.

Salomón su hijo que ha pasado a la historia como modelo de un rey sabio, aprovechó el intenso comerció que había entre Asia y Egipto a través de su reino para enriquecer a Israel y organizó un sistema de recaudación de impuestos eficaz que le permitió hacer grandes obras en su reino. Entre ellas destacó la edificación del templo para el Arca de la Alianza en Jerusalén.


EL PUEBLO DE DIOS SE ORGANIZA, LOS JUECES

Después de atravesar el desierto durante cuarenta años guiados por Moisés y una vez conquistada la tierra prometida, el pueblo de Israel fue ocupando todo el territorio de Canaán. El libro de Josué describe cómo los israelitas se repartieron el territorio conquistado entre los descendientes de los hijos de Jacob. Por eso, las tribus que se formaron llevan el nombre de cada uno de ellos. El pueblo estaba entonces organizado en tribus confederadas.

Las estructuras sociales del pueblo Israelita se basaban en la tribu. Después de ocupara las ciudades cananeas empezaron un proceso de sedentarización. A esta época se le llama “período de los jueces”, ya que no existía un poder centralizado  (monarquía) y la sociedad era igualitaria. De vez en cuando, en momentos de peligro, aparecían caudillos efímeros. La unidad socioeconómica fundamental era la familia autosuficiente de tradición ganadera y agrícola. El comercio era muy reducido.



LOS JUECES

El asentamiento de las tribus de Israel en Canaán, se refleja de algún modo en las leyendas de los jueces. Los grandes jueces fueron guerreros carismáticos que lucharon por restablecer los derechos de los desamparados y débiles, como Débora, Gedeón, Jefté y Sansón. A excepción de la profetiza y jueza Débora, quien logró reunir a varias tribus para una empresa común, los demás héroes locales que luego la historiografía convirtió en libertadores de todo el pueblo.

sábado, 6 de junio de 2020

LA BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN


La misión dela Iglesia es continuar la misión de Jesús: anunciar el reino de Dios y hacerlo presente en la vida de las personas. Por ello, la Iglesia trabaja para que el mundo sea cada vez más parecido a como Dios desea.
Todos los seres humanos, creyentes o no, deben estar comprometidos en la construcción de un mundo más justo y humano, donde la diversidad no sea motivo de conflicto sino de enriquecimiento mutuo.
Así, muchas religiones, a pesar de sus diferencias, tienen en común la preocupación por el pobre, el necesitado, el huérfano y el desvalido. La fe, y en especial de aquellas religiones que creen en un Dios único, bueno y justo, anima a los creyentes del mundo a colaborar más estrechamente en la lucha contra la injusticia y la desigualdad.
La búsqueda del bien común supone levar a cabo acciones a favor de los demás, anteponiendo las necesidades de toda la sociedad a los intereses particulares.  Este es el único camino para crear un mundo justo, igualitario y equitativo.
Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in veritate, recordaba que los criterios morales orientadores para el desarrollo de una sociedad en vías de globalización son la justicia y el bien común.

AMAR Y TRANSFORMAR EL MUNDO
El cristiano vive inmerso en el mundo y no es indiferente a la cara y a la cruz de la realidad. Una mirada honrada sobre la socidad descubre razones para el agradecimiento y la esperanza y, a la vez, motivos de preocupación que le llaman a transformar el mundo. No vivimos en el mejor de los mundos posibles y nuestra tarea es trabajar para ir construyendo un planeta más humano y más justo.
Mediante su trabajo, el ser humano continúa la obra creadora de Dios y muestra su amor hacia el mundo.  Pero será más exacto decir que, por medio del ser humano, es el mismo Dios quien "sigue todavía trabajando". (Jn 5, 17).

CONSTRUIR LA PAZ

LAS SEMILLAS DE LA VIOLENCIA
En su obra Las semillas de la violencia, el psicólogo Luis Rojas Marcos afirma que todos los seres humanos nacemos con las simientes de la bondad, la racionalidad, la tolerancia, la compasión y la generosidad, pero también venimos al mundo con las semillas del disparate, del odio, de la xenofobia, la agresión y la crueldad. Dependiendo de la calidad del medio, estos granos pueden mantenerse latentes y o germinar con fuerza, pueden morir o florecer. Un axioma básico sobre el desarrollo de la personalidad es que el amor engendra  más amor y la violencia engendra más violencia.

LA GUERRA UN MAL INTOLERABLE
Para el pensamiento cristiano, la guerra es un mal que no corresponde a la naturaleza del hombre como ser racional y sociable; un atropello contra los Derechos Humanos y contra Dios. Es una acción contraria al ejemplo de mansedumbre de Jesucristo y su actitud de reconciliación. Dadas las espantosas consecuencias que hoy puede provocar un conflicto bélico, la guerra es un mal intolerable.


UN ATROPELLO CONTRA DIOS Y CONTRA EL SER HUMANO
Todo tipo de violencia brota del egoísmo que impulsa a las personas a actuar de manera contraria a la nobleza. El egoísmo es opuesto al amor y las actitudes que este verbo comporta, por eso, cada vez que el ser humano actúa con violencia, se hace daño a sí mismo, a los demás y rompe su amistad con Dios.
Una muestra de la violencia a gran escala son el terrorismo, los secuestros y la tortura, acciones que son "gravemente contrarias a la justicia y a la caridad" e incompatibles con el mensaje cristiano.
Así mismo, la carrera de armamentos es considerada por la iglesia  como un escándalo intolerante por emplear recursos ingentes al servicio de la muerte en vez de al servicio de la vida.

EL CAMINO DE LA PAZ
A ejemplo de Jesús, los cristianos rompen la espiral de la violencia devolviendo bien por mal, poniendo la otra mejilla como respuesta a la agresión.
Quienes reciben en su corazón la buen noticia del Reino adquieren una visión del mundo y de la vida; experimentan el perdón y el amor de Dios que les hace, a su vez, capaces de perdonar y amar a los hombres como ellos mismos son amados y respetados.  Jesús exhorta a sus discípulos a amar a sus enemigos, a ser buenos con todos más allá de los límites de las exigencias y los derechos: "Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso; perdonen y serán perdonados; porque con la medida con que ustedes midan así serán medidos" Lc 6, 36- 38.
El mensaje de Jesús suscita el rechazo de toda violencia y el compromiso de trabajar por la paz. Esta no consiste solo en la ausencia de guerra, sino en superar sus causas, tales como el odio y el rencor, la carrera de armamentos, la violencia social e institucional y los extremismos.
Para ello, no hay otro camino que la justicia y la solidaridad, la libertad y el diálogo, el respeto a los valores humanos y la defensa de los más débiles y necesitados de la sociedad.


jueves, 4 de junio de 2020

VOCACIÓN Y PROFESIÓN

La conciencia marca la diferencia entre los animales y las personas. En la conciencia el ser humano siente que es persona con poder de decidir cómo quiere ser y escoge el camino que considera más adecuado para lograrlo.

LA VOCACIÓN
El ser humano es libre para elegir su propio proyecto de vida. La razón de optar por un determinado proyecto de vida es responder a la propia vocación. Esa palabra viene del latín vocatus, que quiere decir llamado y alude a que todo ser humano es llamado para consagrarse a una determinada misión. El no creyente considera que la llamada procede del fondo de sí mismo; y lleva razón, aunque sea una razón incompleta.
El cristiano cree que detrás de esa llamada procedente del fondo de uno mismo está Dios y, por lo tanto, la vocación no se elige; se descubre y se acepta. 
En la vocación cristiana confluyen el don gratuito de Dios y la libertad responsable del ser humano. En el pasado era frecuente aplicar la palabra vocación únicamente al sacerdocio, la vida religiosa y otras formas de consagración laical.  El matrimonio se entendía como el camino que seguían quienes "no tenían vocación". Sin embargo, el Concilio Vaticano II lo calificó también como "vocación cristiana" (Gaudium et Spes. n. 49b). Es más, el Papa Juan Pablo II, en un documento sobre las familias, declaró: "El amor es la vocación fundamental e innata de todo ser humano." (Familiaris Consortio. n. 11). El amor es la vocación de los casados y los no casados, de los creyentes y los no creyentes.

Las personas que no viven lo que hacen como una verdadera vocación se caracterizan porque su vida no tiene unidad, no saben distinguir lo esencial de lo accesorio, y, en definitiva, carecen de ilusión. En consecuencia, es fundamental para todo ser humano descubrir la misión a la que debe consagrar su vida, intereses, valores y capacidades individuales. La persona se sentirá muy satisfecha; habrá encontrado un lugar en el mundo, si responde al llamado, a la vocación a servir, no a sí mismo sino al otro, servir en el mundo, en la creación.
Pero la respuesta nunca es obligada, es un llamado, al que se debe responder con libertad y responsabilidad. Dios, como se expresa en la Biblia, respeta la libertad que concede al hombre; llama, pero no obliga.

UNA CREACIÓN INCOMPLETA
Durante los siglos, los cristianos han entendido que la creación no está del todo acabada. Dios dejó inacabada su obra para que el ser humano pudiera colaborar en perfeccionarla.
No está acabada porque quedan muchas cosas por hacer: la distribución de la riqueza, los remedios contra las enfermedades, la recreación de la belleza, el conocimiento de los misterios que la vida esconde, la convivencia pacífica entre los pueblos...
El trabajo es una condición necesaria para conseguir nuestra realización como personas y para transformar la realidad continuando la obra creadora de Dios. Ha de hacerse en condiciones en las que se salvaguarde la dignidad de cada persona y debe organizarse de manera que se consiga la justa distribución de los bienes destinados universalmente a todos.

miércoles, 3 de junio de 2020

LA INTERIORIDAD

Cualquier planteamiento de un proyecto de vida determinado exige que las personas seamos capaces de estar con nosotros mismos para valorar y decidir lo que deseamos profundamente. Hay muchas maneras de representar la compleja realidad de la vida personal. Visto desde fuera podemos decir que todos tenemos una dimensión corporal (nuestro ser animal), una dimensión afectiva (nuestros sentimientos) y una dimensión racional (nuestras ideas y pensamientos). Pero no todo acaba aquí, hay algo más profundo y más íntimo a nosotros mismos. Es lo "profundo del ser".  El cristiano se puede encontrar con Dios en la naturaleza, en la Palabra de Dios, en el amor que recibe, en el pobre que sale a su encuentro, en las celebraciones y también en lo más profundo de su ser a través de la oración.

UNA INTERIORIDAD HABITADA
Todo encuentro se inicia con el silencio personal. Si la persona no hace silencio en sí misma, en su corazón, abriendo sus compuertas, no puede haber encuentro con Dios. Podemos imaginar el corazón como un inmenso embalse lleno de agua que representa las preocupaciones habituales, las angustias, las alegrías y todo aquello que rodea al yo personal. Si las compuertas se abren, todo eso fluye y la persona se convierte en receptiva. Del mismo modo, en la relación con Dios se necesita hacer un silencio y un espacio, dejando fuera las inquietudes, para que el Dios del amor pueda ser recibido. 

ACOGER SIN PREJUICIOS
Pero también es necesario acoger realmente al que llega, con libertad, eliminando los filtros que puedan proceder de los prejuicios o de las racionalizaciones. Así, el visitante podrá llegar hasta lo profundo de la persona de tal manera que se le pueda acoger, e incluso "saborear". Dios viene de fuera a través de la palabra, de la naturaleza, del dolor o de la felicidad. 
La Biblia nos ofrece dos imágenes que expresan con claridad esta realidad: 
  • Una imagen es la lluvia mansa que cae en la tierra; si la tierra está preparada, la empapa; si la tierra, por el contrario, está dura y seca, el agua resbala, solo se filtra por las grietas y entonces se pierde. En este caso, la tierra no queda fecundada y la simiente no puede germinar. La persona puede llegar  a ser como la tierra labrada y mullida, abierta siempre, dispuesta a ser empapada y fecundada por el agua de la lluvia.
  • La segunda imagen es la de la espada que solo puede penetrar hasta lo más hondo cuando la superficie está libre de corazas y defensas. Si se deja entrar esa espada, sin resistencia, ella misma puede liberarnos de ataduras que hay dentro de nosotros.

Dios va despertando a la persona y la va construyendo, como también los padres despiertan y construyen la personalidad del niño que es todo receptividad.  A la par se va despertando también el conocimiento de Dios, se aumenta la fe por la relación interpersonal que se establece: conocer el ser de Dios como una realidad que poco a poco se va revelando hasta su manifestación total.

LA ORACIÓN, UN ENCUENTRO CON DIOS EN LA INTIMIDAD.
Por eso la oración, el encuentro con Dios en la interioridad, es una invitación a un banquete, a una cena que recrea y enamora cuando de verdad se sabe acoger y escuchar a Dios distinguiendo su voz entre tantas voces que escuchamos. La persona puede responder a Dios desde lo que ella misma es y desde lo que Dios es, sin dejarse perturbar por falsos prejuicios. Es un encuentro amoroso en el que se puede escuchar al que llega con su presencia y su palabra renovadora.
Y también se puede permanecer en ese encuentro cuando la persona es capaz de huir de las prisas y de las premuras y aprende a disfrutar del encuentro en lo profundo de sí misma.

ABIERTO A LOS DEMÁS

El texto a continuación describe formas erróneas de "salir de sí mismo" y de encontrarse con los demás. 
El otro no debe ser tratado como un objeto. 

Las personas valen en cuanto tales. Sin embargo, las personas pueden adoptar diferentes modalidades, en cuanto son vistas y aceptadas de diversa forma por los demás. En este sentido, podemos convertir a los demás en "objetos", en "personas" o en "prójimos".

La convivencia será de distinta índole, según sean objetos, personas o prójimos los que la componen. Existen diversas maneras de hacer del otro un objeto. He aquí las principales:
Un "Don nadie" (Quevedo): como si no existiese para mí. Existe materialmente pero no como persona. Para muchos, la sociedad humana, fácticamente convertida en objeto, es un inmenso y multiforme "Nadie". Se origina a´si un solipsismo, que cierra el mundo interpersonal.  Es imposible tener amistad con todos los hombres. Sin embargo, es necesario - y es posible- estar dispuestos a abrirse a todos los hombres de una manera potencial.

Un instrumento. Damos un paso: se considera al otro, pero se considera como algo que me sirve. Es un objeto, de cuyas propiedades yo me sirvo para la realización de mis fines. La instrumentalización del hombre por el hombre ha sido puesta de relieve por los pensadores de nuestro tiempo. Hay que considerar la frecuencia con que en la vida pública y en la vida privada el hombre queda reducido a un instrumento manipulado para fines personales. Recordemos algunas formas:
Esclavitud
Prostitución
La sociedad de consumo hace del hombre un "productor" o un "consumidor".
El funcionario
Instrumentalización en todos los sentidos.

Un rival. En cuanto objeto, el otro puede serme ante todo un obstáculo, algo  que se interpone enojosa y perturbadoramente en el camino de mi vida.  De un modo directo, inmediato, casi físico o de un modo mediato, espiritual.
Al otro se le puede considerar como un rival. Y se le puede tratar como un rival; se pasa a la acción. Y esta acción puede revestir diversas modalidades: asesinato físico, asesinato personal, la evitación, entonces es cuando se realiza la frase de Sartre "El infierno, son los otros". 

Un objeto de contemplación. Es la reducción del "tu" en el "ello". En cuanto objeto de contemplación, el otro es para mi, un "espectáculo". Me situo ante él y lo contemplo. Para contemplar se necesita cierta retracción: retirarse un poco (distanciamiento existencial); la retracción lleva consigo la abstención y la expectación. 

Un objeto de transformación. El otro queda reducido a un objeto de operación transformadora.

                                                        Marciano Vidal. Moral de actitudes II, 1997.

¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DE LA LIBERTAD EN EL PROYECTO DE VIDA?

LA LIBERTAD
Para referirse a la irrupción de los seres humanos en el seno de la naturaleza, Shiller emplea una expresión genial: "La libertad que aparece". La libertad es, en efecto, uno de los rasgos más característicos de la naturaleza humana. Una abeja, por ejemplo, no puede escoger profesión; está obligada a fabricar miel. El ser humano, en cambio, decide libremente en qué dirección orientará su vida.
Nuestra libertad no es absoluta, como la de Dios. Ninguno de nosotros hemos sido libres para nacer y- exceptuando a quienes se quitan la vida- tampoco lo seremos para morir.  Sin embargo, entre el nacimiento y la muerte podemos elegir casi todo, aunque no carezcamos de condicionamientos: cada uno de nosotros hemos nacido con una determinada constitución genética y psicológica, dentro de una familia y una clase social concretas, vivimos en este horizonte histórico y no en otro, etc. Tenemos una "libertad condicionada"; pero el calificativo no destruye lo que significa el sustantivo: libertad condicionada no quiere decir en absoluto ausencia de libertad.


LIBERTAD "DE"
Al hablar de la libertad pensamos sobre todo en la libertad exterior o "libertad de"; es decir en las libertades protegidas por las constituciones democráticas: libertad de desplazamientos, de pensamiento, de expresión, de reunión, etc.  Hasta hace doscientos años esas libertades fueron casi inexistentes. Libertad de: se refiere a la no dependencia y no interferencia de los demás.  Se trata de una libertad religiosa negativa.
Dado que la libertad de unas personas puede entrar en conflicto con la libertad de otras, la autoridad debe establecer ciertos límites al ejercicio de la misma.  Decía John Stuart Mill que "la libertad del individuo debe estar limitada de algún modo; no debe convertirse en molestia para los otros".
Solo la libertad de pensamiento, al desarrollarse en lo más íntimo de cada persona, no violenta nunca los derechos de los demás y, en consecuencia, tiene un carácter absoluto.  Pero ya la exteriorización de dicho pensamiento puede atentar contra los derechos de otras personas (pensemos en la apología del terrorismo) y, por tanto, tiene ciertos límites.

LIBERTAD "PARA"
Libertad "para": alude al compromiso y fidelidad de uno mismo. Se trata de una libertad más interna y positiva. No basta, por lo tanto, gozar de libertad exterior para ser verdaderamente libre. Aunque parezca mentira la libertad interior es mucho más difícil de adquirir que la libertad exterior. Con frecuencia, las grandes personalidades han preferido perder la libertad exterior para mantener su libertad interior.  La libertad exterior despeja nuestro terreno para construir algo sobre él; por eso, si no tenemos un proyecto vital interesante, de poco sirve haber despejado el terreno.

martes, 2 de junio de 2020

GÉNEROS LITERARIOS EN LA BIBLIA

LOS AUTORES DE LA BIBLIA
La Biblia no se escribió como otros libros, sino que los relatos que contiene tardaron años, incluso siglos, en ponerse por escrito. Todo ello porque surgieron de una reflexión de fe, nacida de una experiencia con Dios. Algunas veces, el autor de un texto fue una persona en concreto, otras veces, la autoría se le atribuye a alguna comunidad, que desde su estilo de vida, escribía los acontecimientos de la historia del pueblo de Israel; lo importante es que ambos fueron inspirados por Dios para que conociéramos su amor y su mensaje de salvación.
La aportación de los distintos escritores que han participado se observa en los diversos géneros literarios que contiene la Biblia.   Los géneros literarios son las distintas categorías en las que se pueden clasificar los textos, sucede así, porque el mensaje de Dios se transmite en un lenguaje humano, cuya forma varía según la finalidad de cada autor.


GÉNEROS LITERARIOS EN LA BIBLIA

Los géneros literarios son las formas particulares que se le dan a los textos de acuerdo con el sentido que quieren comunicar. A continuación se detallan brevemente los principales géneros literarios que se encuentran en la Biblia.
HISTORIA: el texto tiene la forma de un relato, real o imaginario. Incluye narraciones populares, leyendas, sagas, cuentos. También hay relatos y crónicas de hechos ocurridos y de acontecimientos cotidianos que se registraban por escrito, por ejemplo 2Re 18, 9-10.
LÍRICA: Expresa sentimientos, vivencias internas, pasión, amor. Su lenguaje tiende al simbolismo y a la poesía, que evoca mejor las vivencias íntimas del acontecimiento religioso. Ver salmo 8.
NARRACIÓN DIDÁCTICA: son historias que tratan de trasmitir una enseñanza acerca de Dios. En el caso de Rut 2, 11-12.
PROFECÍA: revela la existencia de un mensajero, el profeta, que habla a las personas en nombre de Dios inspirado por su Espíritu. La acción simbólica es un recurso muy utilizado por el profeta para expresar lo que quiere decir. La profecía, a veces contiene relatos autobiográficos. Lee Ez 31, 1-4
SABIDURÍA: involucra reflexiones sobre diversos aspectos de la vida, sobre los grandes interrogantes del ser humano, formulados por sabios y pensadores, por ejemplo Eclo 30, 14.
CARTAS: son escritos enviados por un remitente a un destinatario. Sus contenidos son muy variados. Reflejan la vida de las primeras comunidades cristianas. Ejemplo de ellas 1 Cor 1, 1-9. 
APOCALIPTICA: es el relato de las revelaciones obtenidas mediante visiones y sueños, expresados de forma enigmática y simbólica. Revisa Ap 21, 1-4

LOS GÉNEROS LITERARIOS EN LOS EVANGELIOS

NARRACIONES: Describen hechos de la vida de Jesús, como sus milagros o aspectos del propio Jesús, y contextualizan y dan sentido a sus enseñanzas. Analiza Mt 6, 45-52
RELATOS DE VOCACIÓN: En los que Jesús llama a sus discípulos. Lee Mc 1, 16- 20
DISCURSOS: Contienen enseñanzas y recomendaciones de Jesús, como por ejemplo Mt 5, 1-12.
PARÁBOLAS: relatos escritos en pequeñas historias relacionadas con la vida cotidiana de los que se deduce por comparación una enseñanza sobre Dios y su reino. Ver Lc 13, 18- 21.

ÉTICA Y MORAL EN LOS LIBROS SAPIENCIALES

SABIOS Y JUSTOS
En el Antiguo Testamento abundan los llamados textos sapienciales, escritos que se ocupan de la sabiduría. Proverbios, Job, Salmos, Cantar de los Cantares, Eclesiastés, Eclesiástico y Sabiduría, son los libros sapienciales, en todos ellos, se presenta la sabiduría, no como acumulación de conocimiento intelectual, sino como la capacidad de aprovechar esos conocimientos para llevar una vida más feliz y justa, acorde a los designios de Dios para su pueblo.
Se llaman sapienciales porque mediante consejos, reflexiones sabias y exposiciones didácticas enseñan a dirigir rectamente los actos humanos a su más alto fin. Temer ofender a Dios Padre, y guardar sus Mandamientos con amor filiar, estos son los frutos de la verdadera sabiduría.
Se distinguen de los libros de la Ley (regulan la conducta del ser humano mediante mandatos imperativos jurídicos); y de los proféticos (centrados en la denuncia de las faltas que comente el pueblo en oposición al amor de Dios) porque los sabios reflexionan y aportan las máximas surgidas de la experiencia o recogidas de la tradición, que muestran los prejuicios que acarrea al hombre el separarse del Temor de Dios y la Ley.
Una de las pautas que dicta la sabiduría es actuar justamente y con rectitud. Quien actúa honradamente y practica la justicia con el necesitado será bendecido por Dios.

PRINCIPALES ENSEÑANZAS DE LA SABIDURÍA


La sabiduría de Dios se trasmitió en el seno de las familias israelitas. Las personas mayores, con más experiencia, eran las encargadas de instruir a sus hijos y nietos con los consejos de Dios para vivir felices.  Una de las principales enseñanzas consistía en apreciar y respetar a la familia.
"El hijo sabio es alegría de su padre, el necio desprecia a su madre" (Prov. 15, 20).
Además el respeto a la familia, los libros sapienciales contienen consejos de todo tipo. Los principales son: 

Ser humildes. El sabio reconoce sus limitaciones, sabe que necesita de los demás. El necio se cree tan poderoso como Dios y humilla a otros.
Peligro de las riquezas. El deseo de acumular dinero y poder entristece el corazón.
Importancia del trabajo diario. El sabio se esfuerza por mejorar cada día; el perezoso arruina su vida.
Valor de la honestidad y la justicia. Los justos viven entre abundancia; pero Dios aborrece a los malvados. (Prov 3, 32)

Los cristianos aprenden de Jesús la mejor forma de vivir según estas enseñanzas. Él es la sabiduría de Dios.

TRATAR LOS CONFLICTOS COMO OPORTUNIDAD