BLANCA OLAYA

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Este es un espacio exclusivo de temáticas de Educación Religiosa, teniendo en cuenta que se ha tenido que trabajar desde casa en tiempos del coronavirus. El contenido del blog está tomado de la colección Emaús, camino de esperanza, de Educación Relgiosa. La finalidad es facilitar el acceso de los estudiantes a estos conocimientos en estos tiempos cuando la pandemia nos ha tenido confinados.

sábado, 6 de junio de 2020

LA BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN


La misión dela Iglesia es continuar la misión de Jesús: anunciar el reino de Dios y hacerlo presente en la vida de las personas. Por ello, la Iglesia trabaja para que el mundo sea cada vez más parecido a como Dios desea.
Todos los seres humanos, creyentes o no, deben estar comprometidos en la construcción de un mundo más justo y humano, donde la diversidad no sea motivo de conflicto sino de enriquecimiento mutuo.
Así, muchas religiones, a pesar de sus diferencias, tienen en común la preocupación por el pobre, el necesitado, el huérfano y el desvalido. La fe, y en especial de aquellas religiones que creen en un Dios único, bueno y justo, anima a los creyentes del mundo a colaborar más estrechamente en la lucha contra la injusticia y la desigualdad.
La búsqueda del bien común supone levar a cabo acciones a favor de los demás, anteponiendo las necesidades de toda la sociedad a los intereses particulares.  Este es el único camino para crear un mundo justo, igualitario y equitativo.
Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in veritate, recordaba que los criterios morales orientadores para el desarrollo de una sociedad en vías de globalización son la justicia y el bien común.

AMAR Y TRANSFORMAR EL MUNDO
El cristiano vive inmerso en el mundo y no es indiferente a la cara y a la cruz de la realidad. Una mirada honrada sobre la socidad descubre razones para el agradecimiento y la esperanza y, a la vez, motivos de preocupación que le llaman a transformar el mundo. No vivimos en el mejor de los mundos posibles y nuestra tarea es trabajar para ir construyendo un planeta más humano y más justo.
Mediante su trabajo, el ser humano continúa la obra creadora de Dios y muestra su amor hacia el mundo.  Pero será más exacto decir que, por medio del ser humano, es el mismo Dios quien "sigue todavía trabajando". (Jn 5, 17).

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