UN PEQUEÑO PAÍS
Palestina
es una pequeña franja de tierra junto al Mediterráneo oriental con la forma de
un trapecio con una distancia de unos 250 km de norte a sur. El mar
mediterráneo lo limita al oeste y el valle del río Jordán al este. Su orografía
es muy accidentada, tiene una fértil llanura costera, la región montañosa
central destacando el monte Hebrón y el monte Tabor. También se encuentra el
valle de la depresión del Rio Jordán que está 392 m bajo el nivel del mar, y la
meseta de Transjordania. El clima y el paisaje son mediterráneos, se cultivan
cereales, vides, olivos e higueras y dátiles.
FORMADO POR TRES REGIONES:
Palestina estaba dividida en tiempo de Jesús en siete regiones. Las más
conocidas son:
Galilea: al norte. Era la región más rica y fértil de
palestina. Sus habitantes vivían de la agricultura, el comercio y la pesca en
el lago Tiberíades. Entre sus ciudades se encuentran Cafarnaúm, Betsaida, Naín,
Caná y Nazaret.
Samaría, en el centro. Era también una región fértil,
pero más pobre que Galilea. Sus principales ciudades eran Samaria y Cesarea.
Sus habitantes los samaritanos vivían en conflicto con los judíos.
Judea: al sur. Era la región más extensa y pobre de
Palestina. En ella estaba la ciudad de Jerusalén, de gran importancia
religiosa, ya que en ella se encuentra el templo, centro de peregrinación pata
todos los judíos. Otras ciudades importantes eran Belén, Emaús y Jericó.
SOMETIDO A ROMA:
La
historia política de Palestina fue muy agitada: guerras, saqueos, deportaciones
y destierros fueron frecuentes. En el
año 63 a. C, Pompeya conquistó Jerusalén, y Palestina se convirtió en una
provincia romana. Palestina era una provincia sin importancia, en la periferia
y un gobernador la representaba ante el poder central de Roma. En tiempo de
Jesús, el gobernador romano era Poncio Pilato. Cuando Jesús nació, gobernaba en
Roma el emperador Octavio Augusto y cuando murió, el emperador era Tiberio. Roma
procuraba respetar las costumbres propias (religión, lengua…) del pueblo judío.
Asimismo, se sirvió de reyes locales a quienes convirtió en vasallos. Fue el
caso del rey Herodes el Grande (del 37 al 4 a. C.) o de sus hijos Arquelao,
Herodes Antipas y Filipo.
GRUPOS SOCIALES:
Fariseos: Eran hombres piadosos que
conocían bien la ley y la cumplían, pero también rechazaban a quienes no la
cumplían tal y como ellos entendían que debían hacerlo.
Sacerdotes: Formaban un grupo numeroso
encargado de atender al templo y su culto. Vivían de las ofrendas que se
realizaban y de oficios que buscaban por su cuenta.
Escribas
o maestros de la ley. Su misión consistía en explicar y actualizar la ley. Se
les llamaba rabbí que significa
“maestro mío”. Algunos de ellos pertenecían al grupo de los fariseos.
Zelotes: Eran un movimiento extremista y armado. Pertenecían a las capas más
pobres del pueblo. Algunos siguieron a Jesús como Simón el Zelote. Pretendían
liberar al pueblo de los romanos por la fuerza.
Campesinos. Son los habitantes de
aldeas rurales a los que en las ciudades se les consideraba rudos e ignorantes.
Su objetivo fundamental era sobrevivir, después de pagar todos los impuestos,
dar de comer a su familia y a los animales y guardar semilla para la siembra el
próximo año.
LOS DIRIGENTES: La autoridad suprema, tal como hemos visto, la
tenía Roma que hacía valer su poder con sus legiones asentadas en la zona y las
de refuerzo que rápidamente hacía llegar en los momentos de rebelión.
El sanedrín. Era el grupo de dirigentes propiamente judíos. Era la máxima institución
de auto gobierno del pueblo judío en tiempos de Jesús. Estaba formado por 71
varones, elegidos entre los ancianos, sacerdotes y escribas o doctores de la
ley. Legislaba en los asuntos religiosos
y en algunos civiles y tenía poder ejecutivo, si bien estaba sometido al poder
de Roma. Estaba presidido por el sumo sacerdote.
Los sumos sacerdotes. Era la aristocracia del sanedrín. Este grupo lo
constituía el sumo sacerdote del momento, los que habían tenido este cargo y
los encargados en el templo del tesoro y del orden. El sumo sacerdote era el
responsable del culto en las fiestas importantes del pueblo judío.
Saduceos. Pertenecían a la clase
alta de la sociedad. En lo religioso, eran muy conservadores; y, en lo
político, colaboraban con los romanos.
LA FE DEL CREYENTE JUDÍO:
El
pueblo Judío, al que Jesús pertenecía, era profundamente religioso, sus
costumbres estaban impregnadas de creencias y normas religiosas.
Un Dios. El judío creía en la existencia de un solo Dios, Yahvé.
Un pueblo. Los judíos estaban convencidos de que Israel era el pueblo elegido por
Dios con el que estableció un pacto, una Alianza.
Una ley. Para los judíos, Dios había revelado su voluntad al pueblo mediante una
ley que todos debían cumplir, la Ley o la Torá.
LAS NORMAS: Además de estas creencias, los judíos tenían una serie de obligaciones y
ritos que cumplir:
La ley religiosa. La ley diría la vida religiosa, moral y civil de
los judíos. Para ellos la ley expresaba la voluntad de Dios. El trabajo de
interpretación de la ley escrita era realizado por los escribas.
El sábado, día en que los judíos descansan en recuerdo del día que descansó Dios
tras la creación del mundo (Gn 2, 2).
Es un día de descanso estricto para alabar a Dios.
La circuncisión es un rito que se realiza a los varones recién
nacidos, el octavo día de vida, y es signo de pertenencia al pueblo de Israel.
Tiene su origen en la alianza de Dios con Abraham, porque se estableció como
signo de la misma (Gn 17, 1-12).
LAS FIESTAS
Las
fiestas más importantes para los judíos eran:
· La fiesta de Pascua. Duraba ocho días y reunía a miles de peregrinos
en Jerusalén para conmemorar la liberación del pueblo de Israel de la
esclavitud en Egipto.
· Las fiestas de Pentecostés. Es una fiesta de acción de gracias al finalizar
la cosecha. Conmemora la alianza de Dios con su pueblo en el Sinaí.
· Las fiestas de las Tiendas o de las Chozas. Esta celebración recuerda la costumbre
establecida por la ley de Levítico 23, 40.
LOS LUGARES SAGRADOS:
El templo. El gran templo de Jerusalén simboliza la presencia permanentemente de
Dios en medio de su pueblo. Allí se celebraba, a diario, el culto de Yahvé.
Las sinagogas. La palabra “sinagoga” significa reunión de los
creyentes. También se llama así al lugar dónde se reúnen para rezar y leer el
Torá o libro de la Ley.
LOS EXCLUIDOS:
Los extranjeros: El pueblo de Israel marginaba a las personas
según consideraba elegidas o no por Dios, incorporadas a la alianza o no.
Los gentiles, como se llamaba a los que no eran judíos, sufrían rechazo y se procuraba
no mezclarse con ellos. Todos los extranjeros eran vistos como inferiores.
Los samaritanos eran que no habían mantenido la pureza de la
alianza. Eran mal considerados por los judíos porque en tiempos pasados se
habían mezclado con pueblos invasores y se habían dejado contaminar por sus
costumbres.
LOS ENFERMOS
En la
mentalidad antigua, tener salud era sinónimo de estar bendecido por Dios y no
tenerla suponía una maldición, estar rechazado por Dios.
Eran
considerados enfermos especialmente los leprosos, los enfermos mentales
(calificados como posesos) y aquellos que presentan algún tipo de minusvalía
como los ciegos o los paralíticos. Todos ellos, además de su enfermedad, tenían
que padecer el aislamiento y el rechazo por ser considerados merecedores de la
maldición de su enfermedad. Y, en caso de ser evidente su inocencia, como en el
caso de los niños, se pensaba que los que habían pecado o roto la Alianza eran
sus padres.
LOS PECADORES Y LOS PUBLICANOS
Los que
tenían un comportamiento moral inapropiado, los pecadores públicos, eran
marginados: ladrones, adúlteras, prostitutas, etc.
Igualmente
sufrían el rechazo algunos oficios, como los pastores, de los que se
desconfiaba por tener fama de ladrones. Pero, ante los más odiados, estaban los
publicanos o cobradores de impuestos que cometían muchos abusos y colaboraban
con Roma. Entre estos recaudadores, ricos y con poder, estaban los jefes de los
publicanos que eran odiados también pero que a la par eran temidos por estar
protegidos más directamente por Roma interesada en llenar las arcas imperiales.
LAS MUJERES
La
sociedad era dominada por los varones. La mujer no tenía derechos civiles.
Dependía totalmente de su padre hasta que contraía matrimonio, en torno a los
12-14 años. A partir de entonces, pasaba a depender totalmente del marido que
la poseía como una propiedad más. La función social de la mujer era tener hijos
y servir al varón fielmente.
La mujer
tampoco tenía derechos religiosos, era considerada fuente peligrosa de
tentación y pecado, se le asociaba a Eva que provocó la caída de Adán al
ofrecerle el fruto prohibido. En los momentos de máxima impureza, en la
menstruación y tras el parto, debía ser aislada. No podía participar plenamente
en el culto de la sinagoga y, en el templo de Jerusalén, sólo accedían al atrio
de los gentiles, no podían ir más allá.
Fuera
del hogar la mujer “no existía”. No podía alejarse de la casa sin ir acompañada
de un varón, no podía hablar en público con ningún hombre. Debía permanecer retirada
y callada. Su testimonio no era aceptado como válido.
Si la
mujer era ya de por sí discriminada, más lo eran las prostitutas y las
adúlteras a las que se les añadía el rechazo por ser pecadoras públicas.
Jesús
toma partido por los grupos excluidos de su época, se relaciona con los
enfermos, publicanos, pecadores; son los preferidos del Reino de Dios, Al lado
de Jesús, recuperan su dignidad que la sociedad les negaba.