La fe de los cristianos confiesa que Jesús es a la vez Verdadero Dios y verdadero hombre. El evangelio de Juan hay un curioso diálogo entre Jesús y Felipe, uno de sus apóstoles. (Ver Jn 14, 8-10).
Jesús no
puede ser confundido con Yahvé el Dios de Israel. En los escritos de las
primeras comunidades cristianas, Jesús aparece siempre como alguien claramente
distinto de ese Dios a quien Jesús llama Padre, a quien ora con fe y confianza,
a quien obedece hasta la muerte.
DIOS SE HA HECHO HOMBRE EN JESÚS
Dios se hace presente en la vida y en la muerte de Jesús de una manera única. No se puede hablar de Jesús como de un hombre cualquiera. Ningún otro vive tan inmediatamente desde Dios y para Dios.
JESÚS, HIJO DE DIOS
Los
creyentes tratan de expresar esta realidad acudiendo a lenguajes diferentes y
variados:
· Jesús mismo es la Palabra de Dios hecha carne.
· Jesús es Hijo de Dios. No es una criatura
distinta de Dios. Jesucristo, como Dios que es, no tiene origen, sino que es
engendrado, no creado, desde siempre.
Ante los
rasgos que caracterizaron la vida de Jesús de Nazaret y ante el hecho inaudito
de la Resurrección, la comunidad cristiana confiesa, llena de fe, que Jesús es
el Hijo único de Dios que se ha hecho hombre por nuestra salvación.
SE HIZO HOMBRE, MURIÓ POR NOSOTROS Y DIOS LO HA RESUCITADO
En
Jesucristo Dios se instala definitivamente entre los seres humanos. Jesucristo
al igual que los demás seres humanos, murió. Afrontó el miedo de ese instante
decisivo como cualquier ser humano. Sufrió la humillación y el odio de los que
matan el amor. Pero llevó su obediencia
al Padre hasta el final.
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