LOS PADRES DE JESÚS
Cuando
llegó el momento oportuno, Dios decidió entrar en la historia de su pueblo al
enviar a su Hijo. Para hacerlo escogió una familia. Se fijó en dos jóvenes que
estaban prometidos: María y José.
Los
evangelios de Lucas y Mateo relatan cómo Dios, a través del ángel Gabriel, hace
un anuncio desconcertante a María: “Concebirás y darás a luz un hijo al que
pondrás por nombre Jesús. Él será grande, será llamado Hijo del Altísimo”.
Se trata
de un anuncio sorprendente, María aún no está casada con José y la misión
encomendada por el ángel excede sus posibilidades. A pesar de lo asombroso del
anuncio, María confía plenamente en Dios y responde afirmativamente: “Aquí está
la esclava del Señor, que me suceda cómo tú dices”. Dios confío en María y María confió en Dios.
JOSÉ UN HOMBRE BUENO
El
anuncio del ángel no solo sorprende a María, también provoca asombro en su
prometido, José. Este que, según los evangelios, era un hombre justo, respeta a
María y decide que su embarazo que de oculto para que nadie pueda hacerle daño.
Después
de tomar esta decisión el ángel del Señor, en un sueño, le quita toda duda y lo
invita a confiar en ella: “José, hijo de David, no temas aceptar a María como
tu esposa, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo!.
Desde
entonces José asume el cuidado de Jesús como un hijo propio. Gracias al sí de
María y la acogida de José, Dios entra a formar parte de la familia humana. La
familia concreta es el lugar elegido para hacerse uno de los nuestros: la
Sagrada familia de José, María y Jesús.
UNA FAMILIA ENTRE MUCHAS
Nazaret
era una pequeña aldea, de apenas unos trescientos habitantes en las laderas de
Galilea. La economía era agrícola y se vivía de forma muy humilde. La vida de
la familia de Jesús no fue muy distinta de la de otras familias que vivían por
allí.
Los
oficios posibles de aquel pueblo estaban muy relacionados con el entorno:
· Los hombres eran en su mayoría agricultores,
ganaderos o pescadores.
· Los artesanos se dedicaban principalmente a
oficios de construcción, albañilería y carpintería. Los textos también hablan
de bataneros o lavanderos y de alfareros.
· Tejer y hacer cestos eran actividades domésticas
de las mujeres.
· Los pastores vivían fuera de los pueblos. Por la
noche mientras uno de ellos montaba guardia, los animales de varios rebajos
eran agrupados en sitio cerrado. Entretanto, los otros, dormían a alguna
distancia, al abrigo de una tienda o de una choza de ramajes.
En
contra de lo que se podía pensar, esta pequeña familia no vivía aislada, sino
rodeada de parientes y otras familias. Había varias casas en torno a un patio
donde se hacía la vida común. Todos eran una gran familia.
Cada
sábado se reunían en la sinagoga para escuchar la Palabra de Dios y comentarla.
UN PADRE, EJEMPLO PARA JESÚS
De José
sabemos que era un artesano, un carpintero albañil. Esta profesión lo obliga a
recorrer las aldeas vecinas buscando trabajo. Con lo que le pagaban mantenía a
su pequeña familia. Su ejemplo le sirvió a Jesús para crecer en la bondad y el
respeto a la figura del Padre de todos, Dios.
Los
cuatro evangelios solo hacen mínima referencia a José en los relatos del
nacimiento, después desaparece y Jesús en su vida pública aparecerá acompañado
de su madre y sus hermanos. A juicio de los expertos, esta ausencia pudo
deberse al fallecimiento de José.
UNA JOVEN CAMPESINA
Tampoco
tenemos mucha información de María. Como toda muchacha de Nazaret se encargaba
de las labores de la casa y de educar a Jesús. Cada sábado acudía con su
familia a la sinagoga para escuchar y meditar la Palabra. Pero además sabemos que:
· Era una mujer con un rico mundo interior que
guardaba las cosas en su corazón. Esa sensibilidad le permitió desarrollar un
profundo espíritu de fe, espíritu que transmitió a su hijo en la infancia y que
la ayudó a encontrar a Dios en la vida.
· Estaba atenta a las necesidades de los demás y
era solidaria con sus sufrimientos. Como madre estaba dispuesta a atender con
generosidad a quien pudiera necesitar su ayuda.
· Era una mujer fuerte, soportó el dolor propio y
ajeno, y fue capaz de acompañar a su hijo en los momentos más difíciles.
JESÚS, UN NIÑO DE NAZARET
En este
ambiente y en compañía de José y María creció Jesús. Cuando era niño compartió
la vida cotidiana de los niños de Nazaret. Jugaba, obedecía a sus padres,
ayudaba en casa, etc. Más tarde aprendió el oficio de su padre y le ayudaba en
su trabajo.
No había
libros; lo que Jesús aprendió lo hizo mediante la observación de la vida y
gracias a la tradición oral. Con la guía de su madre y del Espíritu adquirió
una profunda sabiduría del corazón. Cuando se convirtió en el Maestro, hablaba
con autoridad.
No tuvo
mujer, en contra de las costumbres de la época. Llegado el momento, abandonó el
hogar y su familia para anunciar el reino de Dios.
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