BLANCA OLAYA

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Este es un espacio exclusivo de temáticas de Educación Religiosa, teniendo en cuenta que se ha tenido que trabajar desde casa en tiempos del coronavirus. El contenido del blog está tomado de la colección Emaús, camino de esperanza, de Educación Relgiosa. La finalidad es facilitar el acceso de los estudiantes a estos conocimientos en estos tiempos cuando la pandemia nos ha tenido confinados.

viernes, 17 de abril de 2020

LA IGLESIA Y EL HUMANISMO



La Constitución Pastoral Gaudium et Spes dedica su primer capítulo a la Dignidad de la persona humana.  Es la primera vez que un Concilio de la Iglesia recoge en forma sistemática una síntesis de la antropología cristiana, tratando acerca de las principales verdades sobre el ser humano:

  • Cada ser humano es una persona insustituible, creado a imagen y semejanza de Dios, posee un alma inmortal y la capacidad de conocer y amar a su creador.
  • El fin del ser humano, que trasciende todo lo terreno, es participar en la vida divina.
  • El mundo es bueno, puesto que ha salido de las manos de Dios. El ser humano es superior a todas las realidades materiales; pero no las desprecia, sino que las domina y las perfecciona con su trabajo.
  • El ser humano es un ser social y no puede vivir sin desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás. La fraternidad y el amor a las demás personas serán la manifestación y el signo de la unión con Dios.
  • El ser humano es libre. Con su libre capacidad de decidir es capaz de alcanzar las más altas cotas o hundirse plenamente.
  • El ser humano descubre en su conciencia una ley escrita por Dios en su corazón, la llamada "ley natural", que le marca el camino del bien y del mal.
  • La dignidad del ser humano estriba en la fidelidad a su conciencia, que manifiesta el amor y la sabiduría de Dios, a la que debe cuidar para que no se deforme y caiga en el error.
  • La muerte es el máximo enigma de la vida humana. Pero no es una destrucción de la persona, sino un paso a una imperfección superior; pues su alma es inmortal, y alcanza su plenitud en la resurrección final.


El humanismo cristiano y la Doctrina Social de la Iglesia.

En el transcurso de su historia, y en particular en los últimos cien años, la Iglesia nunca ha renunciado -según la expresión del Papa León XIII- a decir la "palabra que le corresponde" acerca de las cuestiones de la vida social.
La Doctrina Social de la Iglesia es el compendio de ese diálogo entre la iglesia y la realidad social, política y económica de la hu-manidad. Un cuerpo doctrinal que fundamenta un humanismo integral y solidario, abierto a la trascendencia y al servicio del desarrollo de todo hombre y de la humanidad entera.

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